en el silencio de la noche,
sin necesidad de palabras
y sin necesidad de reproche,
que hoy vino a verme el dolor
y decidí no prestarme a su juego.
Respiré hondo,
para ignorar como pude,
la avalancha de sentimientos.
Y centrándome en las pequeñas cosas,
conseguí alejar mis miedos:
A no poder volver a abrazarte,
a no sentir mas tu cuerpo.
Y el dolor que vino a verme
se ocultó de nuevo,
en el fondo de mi alma,
obedeciendo a mi ruego.
Déjame que te cuente.
PURA VIDA!!
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