miércoles, 30 de diciembre de 2015

LECCIÓN APRENDIDA

Me pasa constantemente. Y a pesar de que ya tengo la lección aprendida, esto solo me sirve para cambiar la emoción que siento: hace muchos años sentía rabia cuando me pasaba y ahora siento pena cuando me pasa. Que no me pasa mucho porque ya aprendí que tienes que estar dispuesta a dar sin esperar absolutamente nada a cambio.
Lo que pasa es que los patrones se repiten y esta lección de vida, que por supuesto, también, me tocara dársela a mis hijas, es una de las más tristes.
No esperar nunca lo que alguien no te va a dar, aunque tú seas capaz de dar la vida por esa persona.
Dar, por el gusto de dar y desde el corazón. Y no es que sea súper bondadosa, es que hace años decidí que iba a evitar todas las frustraciones que pudiese y esperar que las personas se comporten como tú lo harías es una de las mayores.
Las personas se aceptan como son o, simplemente, no se aceptan.
Con los años y la lección aprendida siempre escojo la primera opción. Y además, intento remediar cuando en el pasado escogí la segunda porque me creía con derechos absurdos de cambiar a las personas, cuando tod@s somos perfectamente imperfectos,


Niñ@s:"es lu que hi ha"
PURA VIDA!!

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